Astrónomo aficionado localiza un asteroide, pero resultó ser un carro Tesla

A principios de enero, un astrónomo aficionado en Turquía, utilizando un programa informático para analizar los datos públicos del Minor Planet Center (MPC) del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, se llevó una sorpresa mayúscula cuando creyó haber descubierto un nuevo asteroide. Su emoción inicial se transformó en desilusión cuando se reveló que el supuesto cuerpo celeste era, en realidad, el Tesla Roadster rojo que Elon Musk lanzó al espacio en 2018.

El objeto, anunciado el 2 de enero de 2025 bajo la designación 2018 CN41, llamó la atención inmediatamente por su proximidad a la Tierra. Según Forbes, orbitaba a menos de 240.000 kilómetros de nuestro planeta, una distancia menor que la que nos separa de la Luna.

Sin embargo, en menos de un día, apenas 17 horas después del anuncio inicial, el MPC retiró ese supuesto hallazgo tras descubrir que algo no cuadraba. La órbita del objeto no coincidía con la de un asteroide típico, sino con la de algo artificial.

El Tesla espacial: un viajero peculiar

Jonathan McDowell, astrónomo del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, fue uno de los primeros en señalar el error. Rápidamente, se dio cuenta de que el misterioso objeto no era más que el deportivo eléctrico que viaja por el espacio junto a “Starman”, un maniquí en traje espacial sentado al volante mientras suena “Space Oddity” de David Bowie.

El coche llegó al espacio como parte del primer vuelo de prueba del cohete Falcon Heavy de SpaceX. En lugar de utilizar un bloque de hormigón como carga de prueba, Musk decidió enviar su propio vehículo en un viaje sin retorno. Según la NASA, citada por Smithsonian Magazine, el automóvil permanecerá en una órbita solar “estable durante varios millones de años”.

El astrónomo aficionado, que prefirió ser identificado solo como “G”, según Astronomy, utilizó un software propio para analizar el archivo público de observaciones del MPC. Cuando trazó la órbita del objeto en 3D, comenzó a sospechar que algo no cuadraba: la trayectoria se parecía más a la de una nave espacial con rumbo a Marte que a la de un asteroide natural.

“Un poco avergonzado por haber causado un revuelo innecesario, me dirigí rápidamente al servicio de asistencia de MPC para informarles de que el NEO (objeto próximo a la Tierra) que acababa de enviar era una etapa de cohete”, aseguró el astrónomo aficionado a Astronomy.

Desafíos en la identificación de objetos espaciales

Este caso de confusión de identidad no es un incidente aislado. Peter Veres, astrónomo del MPC, explicó a Smithsonian Magazine que distinguir entre objetos naturales y artificiales “no es trivial”, especialmente porque “cada vez se lanzan más objetos artificiales y sus observaciones acaban incidentalmente en nuestro catálogo”.

Por su parte, McDowell señaló también a Smithsonian Magazine que estos objetos “desordenan las estadísticas” sobre asteroides potencialmente peligrosos. Aunque actualmente lo considera “una molestia, pero no un problema enormemente grave”, advierte que podría convertirse en uno a medida que aumente la actividad espacial.

El incidente ha puesto de relieve así un problema creciente en la exploración espacial: mientras que los objetos en órbita terrestre baja son monitoreados cuidadosamente, el espacio profundo sigue siendo una frontera sin regular. La falta de transparencia por parte de naciones y empresas espaciales complica la situación, ya que la mayoría de las órbitas de objetos artificiales en el espacio profundo no se hacen públicas.

Esta confusión no es la primera ni será la última. En el pasado, según Smithsonian Magazine, el MPC ha tenido que eliminar otros objetos de su base de datos después de descubrir que eran artificiales, como un impulsor espacial de la misión Lucy de la NASA y el observatorio de rayos X Spektr-RG.

Para aquellos interesados en el paradero actual del famoso Tesla, el sitio whereisroadster.com, mencionado por Forbes, mantiene un seguimiento detallado de su trayectoria, proporcionando una ventana a uno de los objetos más peculiares que orbitan actualmente alrededor del Sol.

Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Smithsonian Magazine, Astronomy y Forbes.

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